Una melodía, ritmo, voz o frase suele ser una secuencia lineal de pulsos musicales que el oyente percibe como una entidad única e independiente. Si bien es más literal, la palabra incluiría progresiones de otras unidades musicales como calidad tonal, tempo y melodía. La música ha evolucionado y se ha desarrollado en muchos géneros, cada uno con su propia firma sonora característica, que se puede asociar con el género. Por ejemplo, el rock se caracteriza por un tempo constante, mientras que el jazz es conocido por sus cualidades rítmicas individuales. Hoy, sin embargo, las melodías se están convirtiendo cada vez más en un componente importante de nuestra cultura, y se reconoce cada vez más la importancia de la competencia melódica en una canción.
Las melodías en la música se clasifican normalmente en dos categorías, que son tónicas y no tóxicas. Las melodías tónicas son aquellas que se basan en ritmos y melodías naturales (orgánicos) y generalmente van acompañadas de una melodía o frase cantada, donde las melodías tónicas son aquellas que existen por sí mismas y no acompañan a otra melodía o frase. La familia tonal mayor incluye: acorde dominante, quinta disminuida, tercera mayor, nota fundamental, acorde de potencia, séptima dominante, sexta menor y séptima menor relativa. La familia melódica no tónica consta de: una nota fundamental, quinta dominante, nota fundamental, tercera menor, quinta disminuida, sexta disminuida, tercera mayor, séptima disminuida y séptima mayor relativa.
Las melodías pueden aparecer en dos formas: puras (es decir, acordes puros) o mixtas (es decir, notas fundamentales seguidas de una quinta disminuida, una séptima dominante y una tercera menor). Las melodías puras constan de dos notas: la nota fundamental y el séptimo o quinto tono dominante. Las melodías mixtas consisten en uno o más tonos puros unidos con cualquier número de notas de los no tonos que ocurren en una melodía pura.